Friday, January 11, 2008

Será entonces eso de escribir las cosas como me salgan. Por lo menos esta vez, dado que por A, B o C ayer me dormí. Finalmente me dormí. Cerré los ojos, deje de pelear, y me dormí. Había algo que me enclava a este plano de la realidad, y no tuve razones para tener miedo de perderme en un sueño.
Hubo momentos en los que no pude distinguir: qué se movía, quién se movía, de dónde venía el ruido, el corazón g a l o p a n d o dentro de un sueño intranquilo horas después negado y renegado. Horas después perdido, lejos de su punto de origen y con mucho sueño.
Aún con muchos sueños. Maniobra irreconocible de un cuerpo contraído, sobre uno extendido, dilatado, abierto a todo. Un temblor de mi misma allá, un ronquido de este lado de la pared donde se lee: “justicia poética, giles” todas las mañanas.
No hay una egocélula donde me paro ahora. Pero le puedo seguir preguntando quien sos, mientras sueño que soñé que soñaba con una pesadilla, con una bestia de ojos rojos que amenazaba con destruirlo todo. Todo. Y habría los ojos desesperada, buscando aire, antes de ahogarse, y otra vez la maniobra desconocida enorme, de un gigante, y el ancla en la cintura: la voz en off diciendo de acá no te vas, soñá con lo que quieras que no te vas. Palabras cortadas, palabras a medias, movimiento continuo, frío, alergias, descargas eléctricas, imágenes de ojos y lágrimas y patadas leves y desconfianza y amarga tranquilidad de saber que no me voy para luego preguntarme: y ahora la angustia adonde se va... y si no se va... si se queda, si me duermo, si ella se despierta, si él no es él pero soy yo, si vos no sos vos, si no sé quien es ese vos, quien es esa voz, en off o en on, ella se vuelve a dormir, vuelve a soñar, con amazonas, con menos de un minuto para que la sangre te baje del cerebro aunque estes absolutamente dormido, y sonreir complacida porque aún si estas dormido se puede, sos accesible, sos una cuna gigante donde otro cuerpo se mece y se duerme; finalmente se duerme de una forma tan intensa que no puede distinguirse.
La luz empezó a entrar despacio por la persiana, la vi entrando, amenazando con entrar, vi un signo de pregunta que me ataba a la realidad y me deje ir a algo que no sé qué forma tiene, y me da terror la comodidad en el fondo de lo desconocido, y no saber cuando estoy despierta y cuando no, y complicarlo todo por no poder decir que no; que la cabeza finalmente me explote. Que alguno de los dos se deshaga en mil partículas, de la forma más absurda, fuera o dentro de mis o tus sueños. Que alguno de los dos deje de moverse, por favor, dejar de temblar, dejar de quedarme dormida. Dormirme. Despertarme. Ahí viene la mano del gigante para que no me pierda en ningún lado, me hago diminuta, me duermo, me despierto, y que todo vuelva a empezar.

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